El día desmaya sobre la impaciencia del tiempo, las nubes abrazan su caída. La lluvia amenaza mi techo, sus agujeros son ojos abiertos al cielo, pronto lagrimeará sobre mi cabeza para bautizar mi nuevo tiempo.
Estoy mirando, mirándome. El calendario me grita una nueva edad -Ya son treinta años- me dice. Yo le respondo -sí treinta, desamarrándome de las condenas ajenas, de las sentencias viejas. Treinta años desaprendiéndome. Librando minúsculas batallas que nunca ganaré. Sí, treinta años de mis pies inciertos y vagabundos sobre esta tierra, guiados por el impulso de las corazonadas. Miro los reflejos de mi rostro sobre la lluvia que se amontona entre mis pies. Pero mi rostro sólo se burla de las edades, quizás porque no tengo edad, sólo vida Sólo vida, y una añoranza abrazando un nombre, el tuyo. El viento insiste en llevarse mi techo, golpea sus bordes y le hace gritar. El día ya no es día. La lluvia va callando su voz mojada. No tengo edad, sólo vida y esta añoranza quemándome. (© MarielaCondo/2013)
0 Comments
Leave a Reply. |
Archives
July 2016
Categories |